Vaya por delante quien escribe esta reflexión es sólo un pecador laico, con algo de formación cristiana, pero sin ninguna distinción especial, así que, quien lea este pequeño texto, espero que comprenda que sólo es un pensamiento de preocupación, que expreso a modo profético, sintiéndome Iglesia.
Aunque no diariamente, procuro informarme por más de uno y atender a lo que nos muestran del mundo los medios de comunicación. Y mientras más veo, leo y oigo, más me está aterrando la campaña "informativa" (la entrecomillo para reseñar la falta de objetividad), del próximo cónclave, resaltando mucho, mucho, mucho, las reuniones de cardenales, los análisis de los perfiles de cada uno, querer extraer datos sobre qué y a quién van a votar... Todo ello sin mencionar a Dios, sin mentar la intervención divina, propiamente del Espíritu Santo como es esta situación.
Los medios de comunicación nos muestran la Iglesia sin Dios, la desacralizan completamente, para hacernos ver que sólo van a ser una serie de hombres votando a otro, sin que haya nada más: ni oración (que la habrá), ni encomendación espiritual (que la habrá), ni la propia intervención del Señor (que la habrá también). Ningún medio muestra cuáles son las oraciones previas a una reunión de cardenales; ningún medio se preocupa por si se encomiendan al Padre, a la Santísima Trinidad, o a nuestra Madre, o incluso a algún santo concreto.
Frente a toda la evangelización, que es la única y verdadera misión de la Iglesia en este mundo, nos están mostrando una jerarquía politizada, influenciada por unos u otros, mundana o materialista, aparentemente alejada de la historia del Cristianismo, basada en la Palabra de Dios.
Ruego que, si este texto lo lee algún amigo sacerdote, comencemos pronto, como Iglesia, a mostrar la base espiritual de todo lo que acontece, la fe en Dios que nos une y mueve a todos (o a muchísimos, porque siempre habrá algún hermano descarriado, como pasa en toda gran familia), y que intentemos contener cuanto antes la mundanidad que ha invadido los informativos de los medios de comunicación, mostrándonos, como nos muestran, una Iglesia sin Dios.
Es sólo una reflexión, pero muchas gracias por leerla, que el Señor nos guarde y cuide a todos.