Quiero dar mi sincero agradecimiento al personal que, entre los días 2 y 31 de diciembre de 2020, ha trabajado en el ala impar de la tercera planta del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, en Bormujos (Sevilla). Al personal médico, de enfermería, al personal auxiliar sanitario, al personal de limpieza y hasta alguno de mantenimiento que se tuvo que pasar por una revisión periódica de las aguas.
En general (porque todos podemos
tener malos momentos), excelente profesionalidad, trato, educación y respeto,
atención y empatía, con la anécdota de que me confundí en el nombre de una de
las enfermeras (una de las que más pasó por la habitación) y dándome cuenta el
último día de que estaba equivocado, ella en ningún momento me echó en cara el
error.
El personal auxiliar sanitario y de limpieza, habitualmente, respetuoso, permitiendo permanecer en la habitación y haciendo su trabajo lo mejor posible, dentro siempre de las difíciles circunstancias que supone estar en el hospital.
Y en este texto incluyo también a un personal esencial, que debería seguir en cada hospital y que hacen lo que los demás no pueden hacer: Los capellanes. Muchas gracias también a los distintos capellanes que se rotan en el hospital, por su acompañamiento, por sus palabras de consuelo, por su guía y su aliento en situaciones difíciles y, sobre todo, por llevar al Señor para compartirlo con los que allí estamos necesitados de Él. Muchas gracias por sus bendiciones, por facilitar la reconciliación y el perdón de los pecados, por la unción de los enfermos, por la extrema unción y por todas sus palabras.
Creo que, lo que pasa con aquellas personas que reniegan de los capellanes, es que no saben apreciar las cosas importantes de la vida, incluso ante la enfermedad y la posibilidad de la muerte. Si eres creyente, solicita la visita del capellán cuando te veas ingresado en un centro médico; será por tu bien, en esta vida y para cuando llegue la otra.
Que Dios nos guarde, nos bendiga
y nos dé mucha luz a todos. Gracias por leer este texto.