¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

7/6/20

Ojalá que haya una nueva moralidad


Las tres primeras definiciones de la palabra moral en la RAE:
1. adj. Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva.
2. adj. Conforme con las normas que una persona tiene del bien y del mal. No me parece moral.
3. adj. Basado en el entendimiento o la conciencia, y no en los sentidos. Prueba, certidumbre moral.

Ojalá que todo lo que se está peleando por la salud frente a la pandemia y las actuales manifestaciones contra el racismo den lugar a una nueva moralidad en la que todas esas personas, que han visto valores tan fundamentales, se unan al humanismo cristiano en defensa de la vida, en la protección de la vida y en el cuidado a la dignidad de la vida y, por ende, de toda la Creación.

Porque si se establece una prioridad clara en la sociedad por la vida, sin aborto (sin violaciones, sin sexo sin amor y sin compromiso…), sin eutanasia (con los cuidados paliativos, con motivos para vivir en entornos de afecto…), sin pena de muerte (sin guerras, sin violencia, pero sí condenas ajustadas a los delitos y ojalá que estos se redujeran a los mínimos posibles), y con la preocupación por la calidad de vida de los demás (trabajos dignos para todos, responsabilidades sociales, derechos, caridad, solidaridad, atención a las necesidades especiales y a los problemas físicos y psicológicos…).  

No al racismo, no al sexismo, no a los fanatismos, no a la violencia, no al asesinato, no al egoísmo, no a la pobreza, no al maltrato, no a la discriminación, no a la explotación, no a la contaminación… Sí a la vida, sí al amor a Dios y al prójimo, respetando y cuidando la Creación.

Gracias por leer esta reflexión utópica, pero con los mejores deseos para nuestro mudo. Que Dios nos guarde a todos, nos bendiga y nos dé mucha luz.