En
estos días, todas las parroquias comienzan un nuevo curso pastoral, todas
parten de una especie de cero en el que todos los grupos comienzan una nueva
dinámica, un nuevo funcionamiento, una nueva actividad, una nueva tarea… Todo
ello, en torno al Amor de Dios.
Y
por mucho que digan aquellas personas (prefiero ahorrarme calificativos), la
verdadera riqueza de la Iglesia y de sus parroquias no es el dinero o las
posesiones, todo ello es material, es circunstancial, se queda en la tierra. La
verdadera riqueza de la Iglesia está en compartir ese Amor de Dios, en toda la gente que se
esfuerza y se entrega en llevar adelante un carisma concreto. Y aquí es donde
radica esa inmensa bendición, pues los hay acogedores, asistenciales,
benéficos, bíblicos, caritativos, catequizadores, cofrades, contemplativos,
culturales, ecuménicos, educativos, espirituales, evangelizadores, familiares,
fraternales, hospitalarios, juveniles, litúrgicos, misioneros, orientativos, pacifistas,
piadosos, peregrinos, predicadores, providenciales, sacramentales, sociales,
tutelares, vitales…
Por
eso, al inicio de este nuevo curso pastoral, yo le quiero pedir a cada bautizado que se anime, que haga más plenamente
a Cristo presente en su vida, porque todo lo que podrá ganar es un mundo mejor,
un Reino de Dios más completo para esta vida y para la otra. Bautizados,
animaos.
Si
quiere coger ideas, visite este enlace:
Muchas
gracias por leer este mensaje y que Dios nos bendiga a todos.