Soy sincero conmigo
mismo y con quien quiera leer este breve texto...
Me preocupa mucho el espíritu eclesial de nosotros, los
cristianos (católicos, ortodoxos, evangélicos, luteranos, anglicanos...). Y especialmente
de los primeros, porque es donde me englobo, sin rechazar a cualquiera de los
demás que actúe con el mismo respeto, coherencia, sencillez y sinceridad.
Aprovechando las recientes manifestaciones de nuestro Arzobispo de Sevilla sobre las cuentas de la Iglesia...
Enseguida surgen las diferentes respuestas locales de
significación y autojustificación.
Y es que con cualquier evento local pasa lo mismo (y no
sólo hablo de hermandades y cofradías, sino también de entes diocesanos,
movimientos apostólicos, órdenes religiosas y otros colectivos y agrupaciones
concretas). ¿Por qué sólo promociono lo mío en mis medios? ¿Por qué sólo tengo
en cuenta lo mío? ¿Por qué no comunico los eventos de los demás, cuando somos
una sola Iglesia (y muchas veces, una sola comunidad)? Si todos hablamos de
Cristo y María, un solo Cristo y una sola María, ¿por qué no promocionamos sus
distintas advocaciones en común, en conjunto y compartiendo (al menos, las más
cercanas en el tiempo y el espacio)? Y no sólo advocaciones, sino también y, de
igual o mayor importancia, los Sacramentos, las oraciones, los encuentros, la
formación, las actividades benéficas...
Todo ello está expuesto a errores (que algunos se
promocionen más que otros), pero para eso está la comunicación y ahora que
tenemos tantos medios tecnológicos y virtuales, se nos escapa una gran
oportunidad para evangelizar verdaderamente, para compartir lo sumamente importante que es el Amor de Dios
con todas las personas de nuestros ambientes y entornos que lo necesiten y lo
permitan.
Por otro lado y continuando con lo que son mis
experiencias y vivencias, tengo claro que quien está más cerca del sentido
eclesial que se vive en el Arzobispado, de la Iglesia y con la Iglesia, tiene
una fe más clara, profunda, sencilla, comunicable y contagiosa. Es erróneo, muy
erróneo a mi modo de ver, estar de una forma radical o ciega formando parte de
una agrupación, o estar por una o varias personas concretas y decir que si no
es por esas personas o esa agrupación, no se consideraría "seguidor de
Cristo" (aunque hay gente que creo que ni se lo plantea; por desgracia,
personas de ese tipo no están entre mis allegados).
Me preocupa y me seguirá preocupando... Dejo este ejemplo
de fuente verdaderamente importante:
Primera Epístola a los Corintios. I
http://es.catholic.net/
1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
2 Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
3 pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?
4 Cuando dice uno "Yo soy de Pablo", y otro "Yo soy de Apolo", ¿no procedéis al modo humano?
5 ¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
6 Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento.
7 De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo,
9 ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye!
11 Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo.
12 Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,
13 la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego.
14 Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa.
15 Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.
16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
17 Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.
18 ¡Nadie se engañe! Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio;
19 pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios. En efecto, dice la Escritura: "El que prende a los sabios en su propia astucia".
20 Y también: "El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos" de los sabios.
21 Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro:
22 ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro;
23 y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios.