¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

9/7/14

Mi preocupación por nuestro espíritu eclesial


Soy sincero conmigo mismo y con quien quiera leer este breve texto...

Me preocupa mucho el espíritu eclesial de nosotros, los cristianos (católicos, ortodoxos, evangélicos, luteranos, anglicanos...). Y especialmente de los primeros, porque es donde me englobo, sin rechazar a cualquiera de los demás que actúe con el mismo respeto, coherencia, sencillez y sinceridad.

Aprovechando las recientes manifestaciones de nuestro Arzobispo de Sevilla sobre las cuentas de la Iglesia...
Enseguida surgen las diferentes respuestas locales de significación y autojustificación.

Y es que con cualquier evento local pasa lo mismo (y no sólo hablo de hermandades y cofradías, sino también de entes diocesanos, movimientos apostólicos, órdenes religiosas y otros colectivos y agrupaciones concretas). ¿Por qué sólo promociono lo mío en mis medios? ¿Por qué sólo tengo en cuenta lo mío? ¿Por qué no comunico los eventos de los demás, cuando somos una sola Iglesia (y muchas veces, una sola comunidad)? Si todos hablamos de Cristo y María, un solo Cristo y una sola María, ¿por qué no promocionamos sus distintas advocaciones en común, en conjunto y compartiendo (al menos, las más cercanas en el tiempo y el espacio)? Y no sólo advocaciones, sino también y, de igual o mayor importancia, los Sacramentos, las oraciones, los encuentros, la formación, las actividades benéficas...

Todo ello está expuesto a errores (que algunos se promocionen más que otros), pero para eso está la comunicación y ahora que tenemos tantos medios tecnológicos y virtuales, se nos escapa una gran oportunidad para evangelizar verdaderamente, para compartir lo sumamente importante que es el Amor de Dios con todas las personas de nuestros ambientes y entornos que lo necesiten y lo permitan.

Por otro lado y continuando con lo que son mis experiencias y vivencias, tengo claro que quien está más cerca del sentido eclesial que se vive en el Arzobispado, de la Iglesia y con la Iglesia, tiene una fe más clara, profunda, sencilla, comunicable y contagiosa. Es erróneo, muy erróneo a mi modo de ver, estar de una forma radical o ciega formando parte de una agrupación, o estar por una o varias personas concretas y decir que si no es por esas personas o esa agrupación, no se consideraría "seguidor de Cristo" (aunque hay gente que creo que ni se lo plantea; por desgracia, personas de ese tipo no están entre mis allegados).

Me preocupa y me seguirá preocupando... Dejo este ejemplo de fuente verdaderamente importante:

Primera Epístola a los Corintios. I Corintios, 3
http://es.catholic.net/


1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
2 Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
3 pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?
4 Cuando dice uno "Yo soy de Pablo", y otro "Yo soy de Apolo", ¿no procedéis al modo humano?
5 ¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
6 Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento.
7 De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo,
9 ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye!
11 Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo.
12 Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,
13 la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego.
14 Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa.
15 Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.
16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
17 Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.
18 ¡Nadie se engañe! Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio;
19 pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios. En efecto, dice la Escritura: "El que prende a los sabios en su propia astucia".
20 Y también: "El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos" de los sabios.
21 Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro:
22 ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro;
23 y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios.