¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

16/2/20

Ruido que da vida


Admirada Ana, hermana en la fe:

Espero que este sábado 15 de febrero de 2020 haya sido, efectivamente, un día muy especial en tu vida, en la de tus hijos y familiares, y en la otra vida de tu esposo. Hermosísimas las palabras que te han dedicado y maravillosa la presencia de seres queridos, amigos, allegados y demás personas que han querido acompañarte en la presentación de tu primer libro.

Pero habría que reclamar una petición de perdón de todos los que han faltado y también las de todas aquellas personas que no han sabido apreciar uno de los grandes valores de tu vida: la transmisión de la fe. Y curiosamente, esto también tiene una gran relación con el título de tu libro: Benditas sean todas las palabras, todo el “ruido” y “jaleo”, todos los esfuerzos, hechos, gestos y acciones por no guardar silencio y querer transmitir tu fe, la fe compartida con tu esposo, la fe dada a conocer a tus hijos y a todas aquellas personas que has podido a través de catequesis, charlas, formaciones, reuniones y experiencias varias. Gracias, muchas gracias por todo ese ruido, ese jaleo para dar y compartir vida.

Y este que habla lo hace con razón, como la de haber estado cinco años de catequesis de Confirmación, con tu esposo y contigo. En esta mañana, en ese acto, se me venían a mi memoria las catequesis en el antiguo salón de la Parroquia de San José Obrero y luego, en el salón de la casa parroquial de San Juan Bautista. Cuántos buenos momentos aquellos.

Muchas gracias, Ana, aunque te etiqueten sólo como “buena persona” y con otros estupendos valores humanos y sociales, tú eres por encima de todo ello, hija de Dios, seguidora de Cristo gracias a la Santa Madre Iglesia, un testimonio de su Amor para con nosotros. Benditos sean tus hijos, tus familiares y seres queridos, bendito sea tu esposo en la otra vida y bendita sea tu alma. Los mejores deseos para con este libro y para con todo lo que venga después, que Dios te siga bendiciendo con mucha fuerza.

Estas bienaventuranzas (Mateo 5,3-12) se reflejan en ti:
"Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios".