"Un alcalde se burla de la religión y oficia una boda disfrazado de cura"...
"Un alcalde se disfraza de cura para oficiar una boda civil en Albacete"...
"Críticas al alcalde de Ayna (Albacete) por disfrazarse de sacerdote para celebrar una boda civil..."
A
mí lo que me sorprende, de esta actitud absurda (que, por supuesto, ya ha
salido en los medios nacionales, como si fuera una noticia importante), es la
actitud de los contrayentes, verdaderos protagonistas de la ceremonia, ya sea
por lo civil o por lo religioso.
¿Por
qué permitieron esta farsa? ¿Por qué le dejaron ser el centro de atención a una
persona disfrazada y en situación burlona? ¿Por qué consintieron que SU
celebración se viera ridiculizada (y hasta eclipsada) por semejante tontería?
Yo
no culpo a la autoridad, para nada, sino a tantas personas como se dicen
cristianas y consienten estas y otras situaciones similares de estos tiempos
(retirada de cruces, eliminación de símbolos religiosos, ataques a entidades
católicas, etc.). Ni la Iglesia, ni la autoridad tienen la culpa de cosas así,
sino aquellos que nos llamamos cristianos y no reaccionamos de alguna forma
misericordiosa, piadosa, pacífica, espiritual o coherente con el Evangelio,
pero persistente y constante en el tiempo. Para pensar.
Muchas gracias por su atención al leer esta reflexión. Que Dios nos bendiga e ilumine a todos.