¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

14/3/18

¿Por qué humanizamos la fe en vez de hacerla más trascendente?


Este 13 de marzo de 2018 ha sido el quinto aniversario del inicio del Pontificado del Papa Francisco y, felicitándole, a él y a todos los que nos consideramos Iglesia, porque nos sentimos parte de ella, vengo a recuperar una vieja controversia que, por desgracia, no deja de escucharse de vez en cuando…

“A mí el que me gustaba era Juan Pablo II”… “Qué desgracia tener a Benedicto XVI como Papa”… “Me identifico con Benedicto XVI, pero no con Francisco”… “Qué gran Papa es Francisco” (“pero no le hago ni caso”… esto último no suele decirse).
Igual pasa con lo local… “A mí me gustaba Monseñor Amigo, por su cercanía y sencillez; paso de Asenjo”… Y con los sacerdotes: “No voy a misa, porque no me gusta el párroco”… E incluso dentro de los grupos parroquiales, los movimientos diocesanos y las órdenes religiosas, cuando no estamos de acuerdo con quien temporalmente (pues todos estamos temporalmente en esta vida), esté con las responsabilidades de guiar y servir a los demás.

Y quiero aclarar que, en todos y cada uno de los que menciono expresamente, no han hecho ningún mal a nadie, sino que, sencillamente, es que no le gustan a la persona que piensa aquello o que no está de acuerdo. ¿Por qué humanizamos la fe en vez de hacerla más trascendente?

La respuesta está lectura tan frecuente en los ciclos de lectura del Evangelio: Primera Carta a los Corintios 1,10-17:
“Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os pongáis de acuerdo para que no haya divisiones entre vosotros, sino que conservéis la armonía en el pensar y en el sentir. Os digo esto, hermanos míos, porque los de Cloe me han informado de que hay discordias entre vosotros. Me refiero a eso que unos y otros andáis diciendo: 'Yo soy de Pablo', 'yo de Apolo', 'yo de Pedro', 'yo de Cristo'... Pero, ¿es que está dividido Cristo? ¿Ha sido crucificado Pablo por vosotros o habéis sido bautizados en su nombre? […] Porque Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a evangelizar, y esto sin hacer ostentación de elocuencia, para que no se desvirtúe la Cruz de Cristo”.

Según mis vivencias, yo creo (puedo estar equivocado), que hago las cosas que hago por Cristo, como Iglesia, porque creo que es necesario, sobre todo, cuando nadie o casi nadie más las hace.

Le pido a Dios la salud y las fuerzas para seguir adelante, como Iglesia, con más conversión, profundizando en la fe (personal y comunitaria), y te doy las gracias por tu atención al leer este mensaje. Que nuestro Padre nos bendiga y nos dé mucha Luz de Cristo, con el Espíritu Santo, para compartir con los demás.
¡Felicidades y que Dios bendiga al Santo Padre!