¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

25/11/15

El creyente católico no concibe el maltrato


El creyente católico no concibe el maltrato

En un presunto informativo de televisión, mientras estaban con el corte sobre el día contra la violencia de género, la voz en off llega a decir que “el maltrato no entiende de raza ni de religión”… Me quedo patidifuso e indignado por que un medio de comunicación nacional se transmita semejante falsedad.

El cristiano católico de verdad, creyente en el Amor de Dios, defiende la vida y el respeto hacia los demás: “Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo” (Mateo 22, 34-40)". ¿Se puede decir más claro? Creo que no.

El cristiano católico, que lee la Palabra de Dios, que es miembro de activo de la Iglesia Católica, que participa de los Sacramentos, que vive la oración en su fe personal y en la comunitaria y que, día a día, es coherente con todo lo que se proclama, no concibe, ni permite, ni forma parte de una actividad de maltrato o de violencia de género.

Yo tengo claro que, si hay maltrato, si hay violencia de género, uno de los principales motivos de por qué ocurre es porque hay alejamiento del Amor de Dios y de su Palabra. En mi opinión, otro de los factores que favorecen la existencia de maltrato es la educación ideológica y consumista que se da a las nuevas generaciones, con el fomento de la intolerancia a los que no piensen como ciertos partidos políticos y su ideario, frente a la cada vez menor educación en valores para convivir en sociedad.


Ojalá que algún día nuestros gobernantes, políticos y presuntos profesionales del periodismo lo tengan claro, porque en el Evangelio está muy, muy, muy claro desde hace casi dos milenios.