¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

8/4/23

Sí, soy cristiano católico, apostólico y romano, pero no voy a procesiones


Sí, soy cristiano, católico, apostólico y romano, y procuro cumplir con mi fe y con mi Iglesia, de la cual formo parte. Procuro atender los sacramentos, especialmente, la eucaristía, no sólo dominicalmente, sino todas las veces que puedo; confesar varias veces al año y, lo más pronto posible, cuando me siento mal por haberle hecho daño a Dios o a mi prójimo; procuro hacer en mi vida presente mi bautismo y mi confirmación, con mi compromiso como Iglesia; y respeto el orden sacerdotal, el matrimonio entre mis prójimos (ya que no existe en mi vida), y la unción de enfermos. Y aun así, me considero sólo un pecador más, cargado de errores y faltas.

Pero las procesiones no son sacramentos y (lo pregunté en la escuela de liturgia a un doctor en la materia), ni tan siquiera son actos sacramentales (aquellos que imitan a los sacramentos, como las bendiciones y otros ritos). Por tanto, no entran dentro de los hábitos cristianos, si acaso y se viven con corazón sincero, son actos de devoción o de fervor. Sólo vivo, por compartirlas comunitariamente y porque se nos invita a todos, independientemente de las devociones particulares, las del Corpus o del Domingo de Ramos.

Este Sábado Santo, en el interior del templo, me vino una persona de ideología, de las que saben mucho de su ideología, y quieren imponer que es lo único que puede salvar el mundo, su ideología, a preguntarme si había visto muchas procesiones, jactándose de que él las había visto todas por la televisión, a lo que le respondí que no. Matizó que sería que no quería haberlas visto este año, a lo que contesté que yo no soy de procesiones. Y sorprendido y contrariado, se fue.

Me resulta muy sorprendente que esta misma persona, que es capaz de traerle flores a las imágenes sacras, es de las que les ha quitado su calle a un cardenal de la Iglesia, que fue perseguido y señalado por falangistas; se ha mofado de ese mismo cardenal de la Iglesia al lado de su tumba, contratando a un actor para ello; ha recogido firmas a las puertas de un hospital para que se lo quiten a una orden religiosa, que lo construyó con todo su esfuerzo y buena intención a favor de los demás; o es de los que han cambiado el nombre a lugares religiosos, para secularizarlos, y así ir borrando la memoria religiosa local, entre otros hechos.

No hay hermandad mala, no hay devoción mala, pero sí hay personas malas que, a través de una hipócrita devoción, de un falso fervor, lavan sus conciencias o se justifican en su respeto, para seguir maltratando a otros, para imponer lo que ellos piensan, ajenos al Evangelio y a las leyes divinas, porque no creen en Dios, pero sí quieren aprovecharse de lo que nos ha sido dado y de la fe de otros para imponer su criterio particular y sectario, alejado del catolicismo (es decir, la universalidad, todos los creyentes en Jesucristo, durante toda la historia de la humanidad).

Benditas sean las procesiones, benditas sean las devociones, benditas sean las hermandades, pero si sólo eres de esos ambientes cofrades, de ese “fervor” sinsentido y esa “emoción” insensata, desconectada de la fe, y no tienes inquietud por profundizar en la espiritualidad y no quieres aumentar tu formación y compromiso cristianos como Iglesia, quizá, es muy probable que, como la persona que aquí describo, no sólo no eres cristiano, sino lo que es verdaderamente malo, le estás haciendo daño a Dios y a tus prójimos, incluidos a nosotros, los cristianos, los que perseveramos en la fe, escondiéndote tras meras tradiciones y “manifestaciones culturales” (como lo expresan las ideologías intolerantes).

Piénsalo, muchas gracias por leer este texto y que Dios nos bendiga a todos, y nos dé mucha luz a todos, Luz de Cristo (a mí incluido).