¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

19/2/23

Que no se engañe nadie; es culpa de nosotros, los creyentes

 

Que no se engañe nadie; es culpa de nosotros, los creyentes.

En estos dos años (no todos los meses de forma consecutiva), en el rezo del Santo Rosario, en la Avenida del Santo Rosario, un lugar concebido como catequesis para ir de María a Cristo, con el rezo de los misterios gozosos, gloriosos o dolorosos (se hizo antes de la creación de los luminosos), me han pasado varios momentos bonitos: una madre con sus hijas y unas amigas vinieron a rezarlo también; unos cuantos miembros de un movimiento diocesano se animaron a participar; me encontré con dos sacerdotes retirados que comenzaban a rezar y compartí aquel rato con ellos…

Y este sábado 18 de febrero, he tenido un interesante momento de reflexión. Tristemente, un lugar para la oración, para el rezo del santo rosario, un lugar espiritual, para la reflexión y la meditación (aparte del vandalismo), es usado principalmente para pasear al perro o perros que se tengan.

Había un dueño de un perro paseándolo por los misterios gloriosos, así que me fui hacia los gozosos. Y cuando estaba para comenzar el cuarto, vi cómo se acercaba otro hombre con tres perros de tamaño grande, desde el espacio del quinto misterio. Comprendo que el espacio es para los dos, así que, sencillamente, seguí con mi oración, mirando frente a la capilla, pero sin ocupar el paso; si él quería pasar, que pasara, yo no soy ninguna autoridad (ni civil, ni moral, ni religiosa, ni nada), para impedirle el paso. Pero sin embargo, unos instantes después, me llamó la atención que no pasara; miré hacia mi izquierda y había desaparecido. Una señal de respeto le hizo retroceder y marchar hacia otra parte, sin hacer ruido, ni molestarme.

No pude darle las gracias, así que quiero aprovechar para hacerlo con este texto, por su respeto. Sin embargo, todo ello me hace pensar que, si este espacio se deteriora, es precisamente porque los creyentes no lo respetamos, como sí hizo ese hombre, en ese momento; no le damos el sentido a este jardín el uso para el que fue creado, no nos preocupamos de mantenerlo, de protegerlo, de cuidarlo… Y ya va para 75 años.

Que no se engañe nadie: la dejadez de la fe, la falta de testimonio, la escasez de que se note el Amor de Dios… Es culpa de nosotros, los creyentes.

Gracias por leer esta reflexión personal basada en hechos reales. Que Dios nos bendiga todos.

Foto del lugar, el camino entre el cuarto y el quinto misterio gozoso, en la Avenida del Santo Rosario, ya sin el hombre y los perros que, inicialmente, se dirigían hacia donde yo estaba.