Estamos en la Semana Santa de 2015, la celebración cristiana que, según muchos o casi todos defendemos, tiene más importancia para la vida del creyente (incluso más que la propia Navidad, pues sin la Resurrección nada de todo lo demás tiene sentido, al menos como lo he asimilado en mi conocimiento).
Yo me defino como un aprendiz de la fe (siempre podemos crecer, evolucionar a más y mejor en nuestra vida como cristianos, es algo que no tiene techo, como tantos ejemplos que conocemos), y la fe es algo básico para la vida del creyente, tanto para compartir los Sacramentos, como para la oración y todos los demás actos y actividades pastorales y vitales.
No soy una persona de devoción, pero admiro y tengo en mi mayor respeto a todas las personas que lo son, con coherencia, es decir, siendo Iglesia y mostrándolo en sus vidas a través de su participación en los Sacramentos y siendo conscientes de todo ello en su vida, a través de sus diferentes compromisos para con sus parroquias y/o sus grupos. Sin embargo, pienso que las personas que sólo tienen devoción que deben de buscar la forma de seguir creciendo en la fe (más formación cristiana, peregrinaciones más verdaderamente vividas, ejercicios espirituales o, por supuesto, Cursillos de Cristiandad...).
Pero me está causando cierto estupor en esta Semana Santa, leer a terceras personas (no son amigos o conocidos míos directamente), que creo que son personas creyentes, practicantes y comprometidos (insisto, al menos, eso creo), que hablan de su participación en la Semana Santa, concretamente, en alguna de sus procesiones, considerándola una "tradición". Entiendo que quieren decir que lo realizan porque lo sienten, lo viven y lo hacen todos los años, pero esta expresión "políticamente correcta" (recordemos aquellos políticos que hablan de las "tradiciones culturales", para evitar hablar de religión), lo que puede hacer es causar confusión en otras personas que les escuchen o los lean.
Creo que lo que debemos indicar para definir nuestros actos es que son actos de fe o actos de devoción, dando así nuestro testimonio. Debemos pensar en las palabras que empleamos, porque quizá, causamos más confusión que dar verdadero testimonio de la fe.
Muchas gracias por leer este mensaje, que el Señor nos bendiga a todos y nos dé mucha luz, para compartirla con más personas de nuestros entornos. Y feliz Pascua de Resurrección.