¿Por qué la Providencia?

¿Por qué "la Providencia"? Hay muchas cosas que los cristianos católicos creyentes no solemos tener en cuenta, como que, frente a la importancia que algunos dan al destino, a lo que va a ocurrir, a querer controlar nuestra vida o que suceda lo que queremos que ocurra o que no ocurra, la Providencia actúa de forma inesperada, creando situaciones o acontecimientos que ni siquiera nos imaginábamos. Yo procuro tener en mi vida presente a la Providencia para aceptar quién y qué soy: una persona mortal y limitada, pero en continúo proceso de cambio y en camino.

17/1/23

Gracias, Fernando, por tu vida en la fe

 

Aunque llegaste, más o menos, a la vez que yo, eres de esas personas que parece que ha estado ahí siempre, porque por ti no pasaba el tiempo. Y cuando yo me fui, tú seguiste adelante ahí, sin desfallecer, porque lo hacías con la mejor intención, porque lo hacías por Jesucristo Nuestro Señor.

Parecías serio; tu aspecto canoso siempre te dio un carácter de venerabilidad y de sabiduría. Sin embargo, en cuanto se hablaba un poco contigo, se descubría la verdad: todo amabilidad, todo cercanía, todo cariño y mucha guasa, sobre todo, cuando el ambiente lo requiere.

¿Cuántas veces me dijiste que pasabas más tiempo en tu parroquia que en tu casa? Aparte de tu compromiso, que hacía falta cambiar una bombilla, que si hacía falta no sé qué papel, que si había pasado algo con un grupo… Y a todo te ofrecías encantado; de esas personas, humildes y sencillas, que deberían haber tantísimas, porque seguís siendo el fiel y real reflejo del Amor de Dios con nosotros, verdadero y puro testimonio de vida en la fe.

Mientras tenga memoria, recordaré la anécdota de la única persona que te sacaba de tus casillas; esa llamada que recibiste de tu hermano misionero y que, cogiste preocupado, en la medianoche, por si le había pasado algo y él lo que quería es que fueras a su casa a poner la bandera de su equipo en el balcón, a lo que te negaste con toda indignación. Por mucho que lo contaras y con esa seriedad tan tuya que lo hacías, siempre había que reírse.

Tú eras de esas personas que me hacen seguir queriendo ser Iglesia, sencillo y humilde, trabajador, comprometido, responsable servidor de Dios, como también lo era mi madre. Gracias le doy a nuestro Padre por haber conocido tu carácter acogedor, entregado, servicial y cariñoso, todo ello de corazón, porque era el Señor quien te lo llenaba.

Descansas en la Paz de Dios, pues en tu caso, es seguro, hermano mío; ahora todo el consuelo y apoyo que sea posible para tu viuda, tu hermano, tus familiares y seres queridos.

Gracias por tu vida, Fernando, bendita sea tu alma siempre De Colores. Gracias le doy a Dios por haberte podido conocer a través del cursillo de cristiandad. Me uno en oración por tu alma a todos los tuyos.